Primero fue Borja. Entró con su Brompton verde de asiento de cuero plegada como si fuera de bolsillo. ¡Vaya caprichito!, pensaron algunos escépticos, con eso no hay quien circule por la ciudad. Pero la envidia, que nunca es sana, iba apoderándose de cada uno. "Hoy he tardado 15 minutos". Un 15% verdes. "No veas que subidón de adrenalina, es estupenda para descargar tensiones". 50% verdes. "Al venir he estado comentando con una ciclista en un semáforo sobre si es mejor circular por el centro o por un lado...". 90% verdes.

Juanje Gómez, harto de acumular bilis en el hígado, se compró un pedazo de bicicleta que parece un caballo de acero. Son tan imponentes, tanto el dueño como el vehículo, que los coches les ceden el paso. Su caso fulmina la excusa del miedo. Así que Ana Muniesa ha sido la siguiente en apuntarse al club. A lomos de un modelo clásico que despierta admiración, melena al viento y cara de velocidad, deja alucinado al personal. La Cañil (Ana bis) todavía está esperando que Pilar le preste la Brompton que le copió a Borja y con la que no se atreve a manejarse por las calles. Una cosa está clara: estamos reduciendo la contaminación por CO₂. Hay temas en los que resulta imposible no ser militante.

El próximo compromiso será usar papel higiénico reciclado. Dicen que es lo último en fidelidad con el medio ambiente.