Este niño es uno de los filipinos que han tenido que refugiarse en un campamento de evacuación en la provincia de Maguindanao, al sur del país. Las luchas por el control del petróleo y gas —ambos presentes en las zonas pantanosas de Mindanao— han obligado a casi 350.000 personas a huir de sus hogares. Las conversaciones de paz entre el Gobierno y el Frente Moro de Liberación Islámica (MILF) se encuentran en punto muerto desde agosto de 2008.
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