Un monje budista utiliza una aguja para hacer un tatuaje a otro hombre en el 'Wat Bang Phra', en la provincia tailandesa de Nakhon Prathom (a unos 80 kilómetros de Bangkok). Miles de creyentes peregrinan hasta el monasterio para asistir a este festival anual, y en el que la gente se tatúa debido a la creencia en que los tatuajes albergan ciertos poderes místicos, que protegen de la mala suerte y del dolor.
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