Argentina, en tiempos considerada el "granero del mundo", ve amenazada su producción agropecuaria por una intensa sequía que provoca pérdidas millonarias y puede convertirse en el detonante de un nuevo conflicto entre el campo y el Gobierno de Cristina Fernández, además de ser calificada por las organizaciones agrarias como la sequía más grave de los últimos 50 años. Según las patronales agrarias, hasta ahora han muerto unas 600.000 reses y se ha perdido entre el 15 y el 20 por ciento de los cultivos. El productor agropecuario Miguel Ricotta camina por el lecho de un arroyo seco afluente a la cuenca del Río Salado.