La nueva Apple de Steve Jobs necesitaba de un ordenador tan revolucionario como aquel primer Macintosh de 1984. Ive hizo el milagro y diseño el iMac en 1998. Esta caja traslucida y colorida era un auténtico puñetazo contra la mediocridad de las cajas de los PC clónicos del momento. La máquina que daría la espalda al disco flexible y al ordenador desconectado acababa de nacer y casi todos queríamos una.