Y también a Natalie la hay que mirar dos veces y examinarla a conciencia, pero por otras razones. Esperemos que la Portman no caiga nunca en las garras de este tan tentador 'amigo'. Porque ella de por sí es una diosa y lo ha demostrado en la capital italiana del cine. Portman tiene algo especial y no necesita un bisturí para mantenerlo. Da igual que vaya en vaqueros o que se vista de gala, que desfile por la alfombra roja o baje de un barco... flota como una princesa y eso es algo que el quirófano no puede conseguir.