La tripulación del Challenger, triste protagonista de uno de los episodios más trágicos de la NASA. En enero de 1986 el Challenger se desintegraba en la atmósfera, 73 segundos después de su despegue. Fue el primer transbordador destruido, y la tragedia tuvo una gran repercusión. El desastre fue precedido por numerosos retrasos en la fecha del lanzamiento, y por diversos problemas técnicos. El accidente provocó la creación de la Oficina de Seguridad de la NASA, y se aumentaron las medidas de control, aunque menos de 20 años después se repetía la tragedia con la desintegración del Transbordador Espacial Columbia.