Hasta el gorro. Los flashes de los fotógrafos no han dado tregua a las estrellas. Si no, que se lo pregunten al director Barry Levinson y Robert De Niro. Las cámaras han pillado a este último con cara de hastío. ¿Harto de fotos? ¿O quizá está a punto de susurrar al oído de Levinson, "tengo un trato que no podrá rechazar"?