"San Isidro labrador, quita el agua y pon el sol", dice el refrán popular. Paradójicamente, uno de los milagros que se le atribuyen a este santo fue justo el contrario, el de poner agua: cuentan que su hijo (San Illán) cayó a un pozo, y gracias a sus oraciones, el agua del pozo subió hasta que San Isidro pudo rescatarle. Patrón de los labradores, San Isidro es el patrón de Madrid porque nació aquí. Según la leyenda, un día, el que luego sería santo hizo brotar un manantial al golpear una piedra. De esa misma fuente, tres siglos más tarde, bebió el futuro rey Felipe II, sanándose milagrosamente. Su madre, la emperatriz Isabel, mandó construir una ermita en el lugar, y casi desde entonces, cada 15 de mayo se celebran romerías hasta esta ermita, situada a pocos metros de la pradera de San Isidro, donde se organiza la feria.